lunes, 4 de noviembre de 2019

Estimulación Temprana, ¿en qué consiste? Objetivos, actividades y beneficios


¿Qué es la Estimulación Temprana?

La Estimulación Temprana es un conjunto de ejercicios y actividades que sirven para mejorar ciertas características de los bebés y niños de distintas edades. Entre otras cosas, se trabajan los sentidos, además de habilidades mentales como la memoria, la atención, la curiosidad y el desarrollo del sistema nervioso. 

Proporciona a los niños las experiencias que necesitan para el desarrollo máximo de sus potencialidades físicas, mentales, emocionales y sociales para que más adelante puedan generar habilidades motoras y cognitivas avanzadas. Además, también es fundamental para fomentar el desarrollo de la inteligencia.

Los ejercicios concretos relacionadas con la atención temprana dependerán de la edad del niño. En función del mes o de los años que tenga, será necesario realizar unas tareas diferentes que tengan en cuenta sus necesidades concretas y las habilidades que es más conveniente trabajar con él.

¿Por qué es importante?
  • Permitir que el niño se desarrolle al máximo. Numerosas investigaciones han comprobado que, para que un niño alcance su máximo potencial en cuanto a capacidades físicas, sociales y cognitivas, necesita contar con la suficiente estimulación durante sus primeros meses y años de vida. Así, por ejemplo, capacidades mentales como la inteligencia o la creatividad no pueden desarrollarse hasta su máxima expresión si no se realizan buenas actividades de estimulación temprana. Al mismo tiempo, ciertas capacidades físicas también pueden desarrollarse menos de lo normal sin este tipo de intervenciones.
  • Ayudar a que pase por cada etapa del desarrollo de la mejor manera. En sus primeros años de vida, los niños tienen que pasar por una serie de fases en su desarrollo tanto cognitivo como físico. A pesar de que se cree que pueden hacerlo sin ayuda, la estimulación temprana permitirá que lo logren con una mayor rapidez y sin experimentar tantas dificultades.
  • Mejorar la interacción padres – hijo. El hecho de tener una estructura y unas pautas que indican cómo es necesario actuar durante los primeros meses de vida del niño ayuda a muchos padres (especialmente a los primerizos) a saber cómo comportarse con ellos. Esto puede ser muy útil en el sentido de que le quita gran parte de la presión a los adultos, que de otra manera pueden estar excesivamente preocupados por cómo se supone que deben actuar como para disfrutar plenamente de la experiencia de tener un hijo.

¿Cómo puedo realizar la estimulación temprana?

El primer recurso es proporcionar al niño ACTIVIDADES, experiencias o juegos de estimulación que promuevan e impulsen su desarrollo. Los juegos varían de acuerdo con la etapa o edad del niño. Los progresos en sus conductas, las necesidades y el interés que él expresa, será lo que nos dirá como seleccionar y organizar las actividades de estimulación.

El LUGAR debe tener un ambiente que sea tranquilo, sereno y alegre, con cierto espacio ventilado, y libre de corrientes de aire, con luz natural suficiente, arreglado con sencillez y orden, de acuerdo a las necesidades del niño.

Antes de comenzar debemos seleccionar los MATERIALES más atractivos de diversas formas y de colores brillantes, lavables, resistentes, de fácil manejo por las manitas del bebé para que los agarre, las chupe, los tire y más tarde, cuando esté en capacidad de hacerlo, pueda pasárselos de una mano a otra.


¿Qué se estimula en los niños? Beneficios

Ya hemos visto que la estimulación temprana es un proceso fundamental para ayudar a los más pequeños en su desarrollo. Pero, ¿cuáles son sus beneficios principales?
  1. Estimula el desarrollo psicomotriz. El beneficio que antes podremos empezar a observar en un niño cuando llevemos a cabo un proceso de estimulación temprana es el desarrollo de sus habilidades psicomotrices. Estas son el conjunto de destrezas que permiten a los pequeños aprender a controlar su cuerpo de maneras cada vez más sofisticadas. Así, por ejemplo, durante los primeros meses de vida los niños aprenderán a controlar sus extremidades, mantenerse erguidos y agarrar objetos; y cuando sean algo más mayores, podrán empezar a desplazarse por sí mismos. Destrezas como gatear o andar también se adquieren de manera más rápida con ayuda de la estimulación temprana.
  2. Favorece el desarrollo de habilidades cognitivas. El desarrollo intelectual de los niños es incluso más complejo que el que está relacionado con las habilidades físicas. Capacidades como la inteligencia, la curiosidad, la observación y la creatividad solo aparecerán en su máxima expresión si son correctamente estimuladas durante los primeros años de vida de la persona. Así, la genética pone un tope a las destrezas intelectuales que un niño podrá adquirir a lo largo de su vida; pero solo mediante la estimulación temprana será posible que llegue hasta este máximo.
  3. Identifica posibles trastornos del desarrollo. La estimulación temprana es la mejor herramienta para conseguir que un niño alcance cuanto antes las distintas etapas de maduración. Debido a ello, también sirve para darnos cuenta lo antes posible de la aparición de cualquier tipo de trastorno, ya sea intelectual, del lenguaje, o psicomotor. Este beneficio es especialmente importante, ya que cuanto antes se detecte un problema, antes se podrá comenzar a trabajar en él. La intervención temprana en este sentido es fundamental para que el niño consiga la mejor calidad de vida posible.
  4. Permite que el niño desarrolle sus capacidades afectivas. El último de los ámbitos en el que se pueden ver los beneficios de la estimulación temprana es el emocional. La interacción de los niños con sus padres y personas cercanas formará las bases de las habilidades sociales y afectivas que tengan de adultos. Por eso, muchas de las actividades que veremos a continuación integran también un componente social.

¿Qué ejercicios y materiales podemos utilizar para la Estimulación Temprana?

A continuación veremos cuáles son los mejores ejercicios de estimulación temprana que puedes llevar a cabo con tu bebé en función de su edad. Ten en cuenta que, aunque no es necesario realizarlos todos, cuantos más practiques más beneficios obtendrá.

EJERCICIOS POR EDAD:

- Recién nacido. Durante el primer mes de vida del bebé, el objetivo más importante que debes tener en mente es el de acostumbrarle a reaccionar a distintos tipos de estímulos. Por ello, la estimulación temprana en este periodo se centra en proporcionarle información visual, auditiva, táctil, olfativa y de sabor de manera continua. 

En este periodo, no es necesario realizar actividades demasiado complejas. Estímulos tan simples como cantarle al niño, mantener contacto visual con él, hacerle muecas o tratar de que agarre algún objeto son más que suficientes para tenerle activo. Por supuesto, hablar con el bebé (sobre todo de manera suave y dulce) es también muy recomendable. 

Además, desde que nacen es interesante mantenerles durante sus horas de vigilia en ambientes que tengan muchos estímulos. Así, en lugar de dejarle encerrado en su habitación, llevarle contigo a todas partes, darle paseos y moverle por la casa pueden ser actividades muy beneficiosas. 

Por último, el contacto físico es muy importante durante este primer mes. Cogerle en brazos, acariciarle y en general interactuar con tu bebé es fundamental para su desarrollo.

- Primer mes. Una vez alcanzado el primer mes de vida, los niños ya pueden empezar a ejercer cierto control sobre su propio cuerpo. Por eso, a pesar de que es necesario seguir manteniendo las actividades comentadas en el apartado anterior, también puedes comenzar a realizar ejercicios destinados a la estimulación física y psicomotriz.

En este sentido, se pueden realizar básicamente dos tipos de ejercicios. Por una parte, agarrar con suavidad las extremidades del niño y moverlas con cuidado puede ayudarle a darse cuenta de dónde están los límites de su cuerpo. Ejemplos de ejercicios podrían ser jugar a las palmas con él, hacer que entrelace sus manos, o hacerle cosquillas en los pies.

Por otro lado, en esta etapa comienza a ser más importante ayudarle a conseguir cierto control de sus extremidades. Para ello, lo mejor es presentarle objetos ligeros y estimulantes (como sonajeros o pulseras con cascabeles), y animarle a que los agarre y los mueva por su cuenta.

- Segundo mes. Durante el segundo mes, el niño empieza a ser capaz de sostenerse por sí mismo y de realizar pequeños movimientos coordinados con todo su cuerpo. Por eso, en esta fase los ejercicios deben centrarse en ayudarle a controlar mejor sus extremidades, y a empezar a moverse de manera voluntaria.

Un ejercicio muy útil en esta etapa es tumbar al niño boca abajo con la intención de que se de la vuelta por sí mismo. Muy probablemente no lo consiga al principio; pero el simple hecho de intentarlo ya ayudará enormemente en su desarrollo. Para ayudarle, puede ser recomendable empujarle ligeramente hacia un costado mientras esté en esa posición.

Por otra parte, también es necesario ayudarle a mantener la cabeza erguida. Uno de los mejores ejercicios en este sentido es el siguiente. Coloca un objeto estimulante a la altura de sus ojos (como un sonajero), y cuando lo esté mirando, súbelo lentamente hasta que quede por encima de su cabeza. El bebé debería intentar seguirlo moviendo el cuello.

Por último, en esta etapa los niños también comenzarán a hacer sus primeras vocalizaciones. Habla mucho con el bebé; y cuando este emita algún ruido, sonríele y repítelo lo más fielmente posible. De esta manera, se le anima a producir cada vez más sonidos, que con el tiempo se convertirán en palabras.

- Tercer mes. El tercer mes de vida es probablemente uno de los más importantes para el desarrollo de un bebé. En este periodo, los niños comienzan a observar más atentamente su entorno, y a tratar de comprender cómo funciona el mundo que les rodea. Por eso, la estimulación sensorial y cognitiva es más importante que nunca.

Durante el tercer mes, las actividades anteriores (sobre todo las relacionadas con el movimiento y con el control de las extremidades) siguen siendo muy importantes; pero es necesario poner más énfasis en los sentidos y en la interacción con el niño.

Uno de los ejercicios más útiles en este periodo es jugar al «cucú – tras»; es decir, poner un objeto o las manos sobre la propia cara, y luego destaparla y hacer ruidos graciosos mientras el niño está mirando. Esto puede ayudar a los pequeños a desarrollar lo que se conoce como «permanencia del objeto», algo fundamental en esta etapa.

Por otro lado, al tercer mes los bebés ya pueden interactuar más con su entorno. La estimulación temprana en esta fase debe centrarse en hablar con ellos lo máximo posible, enseñarles distintos tipos de estímulos, y permitirles explorar su entorno y actuar por sí mismos. Es probable que en esta fase la curiosidad del bebé aumente en gran medida.

- Cuarto mes. Durante el cuarto mes, los hitos del desarrollo más importantes siguen siendo los mismos: conseguir autonomía de movimientos, fomentar su curiosidad, y empezar a estimular la producción de sonidos. Los ejercicios de este mes pueden ser muy similares a los del anterior, aunque será bueno ponerle retos cada vez mayores al niño.

Así, por ejemplo, es recomendable tumbar al bebé boca abajo para que juegue durante periodos largos de tiempo, de tal manera que sea él mismo el que tenga que darse la vuelta si quiere.

También debe sentársele en posición erguida y tratar de que se mantenga así por sí mismo, sujetándolo con el mínimo de fuerza requerido para que no se caiga.
Quinto y sexto mes

Durante este periodo, el bebé empezará a interactuar con su entorno de manera más autónoma. Entre otras cosas, es habitual que en este momento los pequeños comiencen a coger objetos y tirarlos al suelo para comprobar sus propiedades. La tarea de los padres es poner a su alcance una gran variedad de estímulos para que investiguen sobre ellos.

Además de esto, poner objetos estimulantes ligeramente fuera de su alcance para que intente gatear y agarrarlos puede ser muy útil para el bebé.

- De los seis meses al año. Durante la segunda mitad del primer año, se producen todo tipo de cambios mientras el bebé va pasando de ser un ser totalmente indefenso a adquirir las primeras trazas de autonomía. En este periodo se consiguen normalmente algunos hitos muy importantes, como la producción de las primeras palabras o el gateo.

La estimulación temprana en esta época debe centrarse tanto en los aspectos físicos y cognitivos como en los sociales. Algunas actividades recomendables pueden ser hablar con el niño tratando de que «responda», enseñarle dibujos de objetos y describírselos, o hacer que gatee por el suelo para reunirse con sus padres.

Por otro lado, todos los juegos típicos de bebés que impliquen contacto físico (como por ejemplo el «cinco lobitos») son muy recomendables a esta edad.

- Hasta el segundo año. A partir del primer año, el desarrollo de los bebés parece dispararse. En este periodo surgen habilidades nuevas como andar, dibujar, hablar de manera simple, responder a preguntas y ser capaz de interactuar con otras personas de forma bidireccional.

Si se han realizado correctamente los trabajos de estimulación temprana en etapas anteriores, los niños de más de un año suelen ser mucho más autónomos y entran en una fase totalmente distinta. A partir de este momento, los pequeños pueden explorar por su cuenta y tomarán un papel más activo en su desarrollo.

EJERCICIOS POR HABILIDAD:

- Motricidad fina

1. Estimula la sensibilidad del rostro. Coloca tus pulgares en el centro de la frente del bebé y deslízalos hacia los lados. Después, coloca tus dedos a los lados de su nariz y haz lo mismo en las mejillas. Para estimular los labios haz el mismo movimiento como si estuvieras marcando unos bigotes.

2. Estimula la sensibilidad corporal. Recorre el cuerpo de tu pequeño con una toalla o algodón y acaricia cada una de las partes de su cuerpo, procurando hacerle cosquillas, a medida que las vas nombrando. Es recomendable que el bebé esté sin ropa, así que después del baño puede ser un buen momento para ello.

Cuando sea un poco más grande, puedes utilizar su mano para que toque cada una de las partes mientras tú las nombras. Y cuando aprenda a hablar, será el mismo el que indique cada una de ellas.

3. Coloca en su mano objetos que tengan texturas diferentes, por ejemplo, una cuchara, un papel, una esponja, una toalla… y anímale a que lo examine y juegue con él. También puedes usar objetos de diferentes tamaños y motivarle para que se los pase de una mano a otra.

Mientras lo hace, habla e interactúa con tu bebé, puedes preguntarle cuál de los objetos le gusta más, explícale qué es cada cosa, etc. A medida que vaya creciendo, puedes dejarle que juegue con plastilina, masa de harina, papeles que pueda romper y arrugar, arena, agua…

4. Siéntate con él o ella, abre un cuento y deja que pase las hojas. Léele la historia y ve señalándole las ilustraciones del libro, también puedes pedirle que sea tu bebé quien las señale mientras tú le cuentas la historia de cada personaje.

5. Juega con él o ella a meter y sacar objetos de un cubo o bote y que los clasifique por color, tamaño y forma. También puedes animarle a hacer torres y construcciones con piezas o cajas y enseñarle a ensartar aros en una cuerda, ayudándole hasta que sea capaz de hacerlo por sí mismo.
6. El dibujo es algo muy importante durante la infancia, por lo que puedes motivarle para que coja un lápiz y papel y empiece a dibujar. Al principio comenzará con rayas y garabatos hasta que vaya adquiriendo más destreza y llegue a dibujar figuras y quién sabe si alguna obra de arte.

- Motricidad gruesa

1. Colócale a gatas, poniendo debajo de él/ella una toalla o mantita enrollada, y muéstrale un juguete para que intente alcanzarlo de forma que quede apoyado sobre una sola mano. También, puedes apoyar las palmas de tus manos sobre las plantas de sus pies y empujarlo para ayudarle a arrastrarse y que alcance el juguete. Si ya gatea, anímale a que vaya a por el juguete o a que llegue hasta a ti.

2. Acuéstale boca arriba y tira suavemente de sus manos hasta que quede sentado, si aún no se mantiene solo, puedes colocar cojines alrededor para evitar que se vaya de lado.

Cuando esté sentado, cógele por los hombros y balancéale hacia los lados suavemente, después haz el mismo ejercicio hacia adelante y hacia atrás.

Si ya se sienta por sí solo, enséñale cómo usar las manos para apoyarse en el suelo. Cuando haya aprendido, empújale ligeramente hacia los lados con la intención de que use sus manos para no caerse.

3. Cuando ya tenga edad suficiente, muéstrale cómo ponerse de pie. Puede empezar poniéndose de rodillas para después ponerse de pie agarrándose a ti o algún otro soporte. Después, puede enseñarle cómo sentarse y a ponerse en cuclillas.

Para alentarle a caminar, muéstrale cómo ayudándole a adelantar y apoyar un pie y luego el otro. Cuando haya aprendido un poco la mecánica, puedes poner un juguete delante de él y animarlo a que lo alcance. Tú serás su soporte hasta que logre hacerlo por su cuenta.
4. A medida que crece, puedes aumentar la complejidad de los ejercicios que puede hacer levantado. Por ejemplo, juega con él a agacharse y levantarse, a perseguirle para que corra, a saltar a la cuerda o desde alturas pequeñas como un escalón. Anímale a que juegue a la pelota, a que se ponga de puntillas, a saltar obstáculos, a bailar…

- Lenguaje

1. Aunque los bebés cuando nacen no saben articular palabras o frases, eso no significa que no sepan comunicarse. Su forma de comunicación, a falta de palabras, es a través de los gestos, balbuceos, gritos y, sobre todo, el llanto. Así, cada vez que emita algún sonido o balbucee, imítale y habla con tu bebé y, por supuesto, si llora, responde a su llamado. Con esto le motivarás a comunicarse, puesto que el bebé va aprendiendo que cada vez que se expresa, alguien le responde.

2. Es importante que llames a tu pequeño por su nombre con tono cariñoso y que le hables, le sonrías y le muestres afecto.

3. A la hora de comer, nombra cada uno de los alimentos para que los vaya identificando. Además, puedes interaccionar con él preguntándole si le gusta la comida o si quiere más. Si aún no habla, su respuesta será una sonrisa o algún gesto.

4. A medida que vaya aprendiendo palabras, anímale a que cuando quiera algo lo llame por su nombre y aprovecha cualquier momento para hablar con él o ella. Cuando se habla con pequeños es muy frecuente el uso de diminutivos o palabras modificadas y esto es un error. Es importante que a los niños se les hable de forma clara y con frases completas, evitando los diminutivos e incluyéndoles en las conversaciones familiares como si pudiera hablar perfectamente.
5. Comparte momentos de lectura con él o ella. Puedes leerle algún cuento y que después él/ella te repita parte de la historia e incluso podéis hacerlo en forma de teatro. ¡Mucho más divertido! También puedes enseñarles canciones infantiles, jugar a formar palabras o a las adivinanzas.

- Social

1. Cada vez que interacciones con tu bebé, hazlo mirándole a la cara, con una sonrisa y acompañado de alguna caricia o gesto de cariño. Hazle reír y celebra su risa, que vea lo que se disfruta estando alegre.

2. Acostumbra al pequeño/a a estar con otras personas, a que juegue con ellas y se relacione. Siempre respetando sus tiempos y no forzándole a estar con alguien que no quiere.

3. Enséñale las reglas sociales básicas como decir hola, adiós, por favor, gracias, etc., y buenos hábitos como lavarse las manos, recoger los juguetes una vez que ha terminado de jugar o ayudarte a hacer las tareas de la casa.
4. Ayúdale a conocerse, a saber cómo se siente, a gestionar y expresar esos sentimientos.


Sugerencias
  • Desarrolla las actividades con tu bebé en un ambiente tranquilo, relajado y seguro. Puedes acompañarlas con música, canciones y rimas y convertirlas en un juego.
  • Si no le apetece realizar los ejercicios, no le fuerces. Se supone que es un momento divertido para compartir, no para pasarlo mal.
  • Ten cuenta la edad y el momento evolutivo de tu bebé y adapta las actividades a sus capacidades.
  • Sería interesante que participaran y se implicaran todas las personas encargadas del cuidado diario del bebé.
  • Un buen momento para realizar los ejercicios de estimulación es cuando están despiertos y tranquilos. Si acabas de alimentarle, deja pasar al menos 30 minutos antes de comenzar con las actividades.
  • Puedes aprovechar las tareas cotidianas como el momento de alimentarle, vestirle o el baño para llevar a cabo las actividades de estimulación.
  • A todos nos gusta saber qué hacemos algo bien y que nos refuercen, por lo que tu bebé no va a ser menos. Es importante que le premies los resultados obtenidos con alguna caricia, sonrisa o gesto afectivo.
  • La repetición es necesaria para que la estimulación sea efectiva. Repite los ejercicios por lo menos cinco veces, preferiblemente a diario, y mantenlos durante un largo período de tiempo para lograr los resultados buscados.
  • Es recomendable dejar pasar un tiempo entre un ejercicio y otro para que tu pequeño/a descanse, esto le mantendrá interesado y con una mayor disposición para realizar ella siguiente actividad.
  • No es necesario invertir en instrumentos o juguetes caros para realizar los ejercicios de estimulación, puedes diseñar tú los juegos y herramientas que quieras utilizar.

Deseo que os sirva de ayuda a todos mis lectores.

Un gran saludo,



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